miércoles, 16 de febrero de 2005

El Juego de Verano

Claudio, un co-listero de la corrala, nos ha propuesto un divertido juego: indicarle y comentar brevemente 4 libros, que, según nuestra consideración, más nos haya ayudado a evolucionar personalmente y el que menos, y el que más haya ayudado a evolucionar a la Humanidad y el que menos, o sea, el que más haya trabado su desarrollo. Fácil, ¿no?. Hay que fastidiarse, ¿¡pues no llevo toda una puñetera semana dándole vueltas al primero de ellos!?. Los demás los tengo más o menos claros, pero el que más me ha ayudado a evolucionar, ¡joer!.

Porque a nivel global, creo que ninguno. Pero particularidades de mi personalidad y valores o virtudes que considero poseer, hay varios libros que me las han forjado.
  • Soy tremendamente social gracias a la Metamorfosis, de Kafka. Antes de leérmelo, los marrones me los comía hecho caca encerrado en casa, y a partir de ese momento lo que hago es olvidarlos o mitigarlos tomando cervezas con los amigotes y liando al personal, hasta convertirme en vértice de la mayoría de las juergas y un golfo de renombre en el pueblo y en el curro en Madrid. Últimamente hasta en el barrio.
  • Gracias a El Vizconde Demediado, de Ítalo Calvino -o tal vez la trilogía entera, I Nostri Antenati (El Barón Rampante, El Caballero Inexistente y El Vizconde Demediado)- procuro portarme con la gente tal y como me gustaría que se portasen conmigo y mostrar mi lado más amable, aunque de vez en cuando me tienta ese sabor dulce de la prepotencia siendo un pelín capullete con algún ídem...
  • Sin llorar con Misericordia, de Galdós, creo que jamás me habrían afectado tanto las injusticias ajenas, ni habría sabido encontrar muchas veces el valor humano de la buena gente. Creo que con esa novela además imaginaba un Madrid lleno de vida del que me enamoré, y luché siempre por venirme a trabajar y vivir aquí, hasta conseguirlo.
  • Y, ¡qué caramba!, siempre estoy diciendo idioteces gracias a Mortadelo y Filemón.
  • Y aún hay más, pero paso de liarme. Creo que esos tres -doy por hecho que habéis notado el fino tono irónico del cuarto punto, ¿no?- ya son suficientes para remover un poco el escaso contenido de mi cráneo.

Peaso de complicación me he encontrado para una semana ya de por sí intempestiva... Nada, a consultarlo con la almohada y mañana voto.